La leña que se vaya a utilizar como combustible debe tener un contenido de humedad inferior al 20% y debe almacenarse en un lugar seco. La leña húmeda dificulta el encendido, ya que se necesita más energía para evaporar el agua presente. El contenido de humedad también tiene el inconveniente de que, al bajar la temperatura, el agua se condensa antes en el hogar, provocando un depósito de hollín considerable